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domingo, 23 de octubre de 2011

el niño perdido



Estío



En aquel beso, tu boca
en mi boca me sembró
el rosal cuyas raíces
se comen el corazón.
- Era otoño. El cielo inmenso
arrancaba, con su sol, 
todo el oro de la vida
en columnas de esplendor.-
Estío, seco, ha venido.
El rosal - ¡todo pasó! -
ha abierto, tardo, en mis ojos
dos capullos de dolor.


Juan Ramón Jimenez, Estío, 1915.