En aquel beso, tu boca
en mi boca me sembró
el rosal cuyas raíces
se comen el corazón.
- Era otoño. El cielo inmenso
arrancaba, con su sol,
todo el oro de la vida
en columnas de esplendor.-
Estío, seco, ha venido.
El rosal - ¡todo pasó! -
ha abierto, tardo, en mis ojos
dos capullos de dolor.
Juan Ramón Jimenez, Estío, 1915.
No hay comentarios:
Publicar un comentario